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Pico El Águila1, ahora llamado El
Collado del Condor, es un montaña localizada en la cordillera de los
Andes, en la parte que corresponde al país suramericano de Venezuela.2
Administrativamente hace parte del estado Mérida3 al occidente de esa
nación. Alcanza una elevación máxima de 4.118 metros sobre el nivel del
mar. Está localizado entre el Cerro El Balcón y el Picacho El Gavilán.
Más al sur se encuentran una serie de lagunas entre ella la de Mucujabi.
No aparece registrado con este nombre aun
dentro de la toponimia oficial en la carta 1:100.000 titulada “Timotes”
–Hoja 6042 Año 1976–, la toponimia oficial del lugar es “El Águila”,
aunque toda la gente que lo visita o lo conoce suele llamarle “Pico El
Águila”.
En cuanto a la conocida escultura del Cóndor, que otros esgrimen como
prueba para justificar el cambio de nombre, debemos recordar que la
misma fue realizada en 1925 por el escultor colombiano Marcos León
Mariño, un artista nacido en un país en donde la extraordinaria
presencia del Cóndor de los Andes ha tenido mayor importancia y
significado que en el nuestro; un valor emblemático muy superior al que
tienen las águilas que viven en nuestros páramos, más pequeñas, menos
impactantes. Y que muy seguramente, cuando se le solicitó la creación de
un monumento para recordar la epopéyica gesta de Bolívar cuando, en
1813, cruzó estos parajes con su ejército en el transcurso de la Campaña
Admirable, no pudo menos que pensar en la magnificencia del Cóndor
cuando surca los cielos andinos. Tampoco olvidemos, la leyenda recogida
por Tulio Febres Cordero, basada en la tradición de los Mirripuyes,
acerca de las cinco espléndidas águilas blancas que se posaron sobre
aquellas grandes rocas para dar origen a nuestra Sierra Nevada merideña.
Este es uno de los puntos más altos de la
red vial nacional; sólo superado por un tramo de la carretera que lleva
al pueblo de Piñango, muy cerca de allí.
Está situado entre las poblaciones de Timotes y Apartaderos, y se
encuentra a una altura de 4.118 metros sobre el nivel del mar. Es una
parada obligada para quienes transitan por el páramo, deseosos de
saborear unas fresas con crema o tomar algo caliente, estirar las
piernas, montar a caballo o deleitarse con la belleza de las altas
montañas que lo rodean, con las lomas cubiertas de frailejones o con el
aire de misterio que lo envuelve cuando todo queda cubierto de nubes...
Y muchos, en el fondo, anhelando una ocasional nevada.
Las nevadas se producen con mayor frecuencia entre finales de julio y
principios de agosto, aunque a veces se prolongan hasta finales de este
mes. Cuando ocurren, el páramo se cubre de un manto blanquecino y la
carretera toda se convierte en un largo estacionamiento; son
innumerables las personas que suben desde distintos puntos de la región
para ver y disfrutar de las nieves del trópico.
Por otra parte, y debido a su gran altura, la temperatura media en el
Pico El Águila o Collado del Cóndor, como quiera usted llamarlo, es de
unos 5°C -le conviene llevar ropa abrigada–, y el nivel de oxígeno en la
atmósfera seguramente es mucho menor al del aire que usted está
acostumbrado a respirar en su ciudad de origen. En consecuencia, si no
está acostumbrado a los rigores de semejante altura –tenga especial
cuidado con ancianos y niños– es conveniente no esforzarse mucho al
caminar. Hágalo despacio y por cortos trechos. Si comienza a sentir un
dolor de cabeza o si se siente mareado, prosiga su viaje. Por lo general
los síntomas del llamado Mal de Páramo desaparecen rápidamente al
disminuir la altura.
(No es una fuente original de
andes.net)
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